sábado, 16 de abril de 2011

Para exigir este Primero de Mayo


Asambleas Constituyentes y Nuevas Constituciones en las organizaciones de los trabajadores.

Ricardo Candia cares

Conseguir una nueva Constitución mediante una Asamblea Constituyente parece ser la nueva fascinación de la izquierda o parte de ella. Como si eso fuera posible y como si ese planteamiento le dijera algo a la gente común, esas consignas se repiten en cuando documento izquierdista aparece.

Pero, a pesar de los angustiosos intentos, la izquierda no logra sintonizar con lo que la gente común quiere. Da la impresión que el ejercicio que hacen las buenas personas entusiasmadas con levantar un proyecto de país distinto al actual, y que culmina con la necesidad apremiante de otra Constitución, no cala en las personas.

¿Y si a la gente le diera lo mismo esta Constitución, y entonces para qué cambiarla si todo anda bien desde el punto de vista de sus necesidades y requerimientos más inmediatos y los no tanto?

Si uno se detiene a observar lo cotidiano, habría que aceptar que las cosas parecen no ir tan mal. Este es un país democrático por cuanto hay elecciones cada casi dos años y tú puedes andar por donde quieras y hacer lo que se te antoje. Da la impresión que el modelo económico funciona en la gente que ha comprado sus casas mediante los subsidios habitacionales del Estado y los créditos hipotecarios de los bancos.

Y parece que, a pesar de algunos dolores de cabeza, las tarjetas de pedir fiado resuelven bienes de consumo que de otra manera sería imposible adquirir. Pensemos no más en la cantidad de automóviles que se venden al año, al mes, al día.

Con todo, la gente usa el Transantiago y de no ser por lo que la tele muestra de vez en cuando, no se sabría de protestas de los habitantes contra un sistema de transportes que no respeta a las personas.

Y, salvo contadas excepciones, rara vez se ve a padres y apoderados reclamar por un sistema escolar que profundiza las brechas sociales y discrimina entre ricos y pobres.

Se dirá que los medios de comunicación manipulan y que la policía reprime, pero ¿cuándo no?

La izquierda sigue poniendo el esfuerzo donde mismo sin detenerse a pensar por qué la cosa no se mueve.

Un día de estos el sistema dice que bueno a una nueva Constitución y ahí te quiero ver. Una nueva Constitución que reine por otros cincuenta años, ahora con la gracia de haber nacido de la legitimidad que da una Asamblea Constituyente.

Recordemos qué pasó con el Movimiento de los estudiantes secundarios del año 2006. Ellos exigieron una nueva institucionalidad educacional y lo consiguieron. Claro que en un sentido contrario al que querían. Fue peor el remedio LGE, que la enfermedad LOCE.

Entonces, por la vía del abandono del que fueron objeto por parte de las organizaciones de trabajadores y de los partidos políticos de izquierda, los estudiantes se quedaron solos, premunidos de la fuerza moral de sus exigencias pero, como lo sabemos dolorosamente desde siempre, eso no es suficiente.

La política, en tanto su cuestión es el poder, requiere fuerza objetiva, constante y sonante para que sirva, y la izquierda no la tiene.

La fuerza del pueblo que ha hecho posible hasta el más mísero triunfo a favor de la gente, radica en sus organizaciones. Nada ha sido regalado por los poderosos de todas las épocas. Si los trabajadores y la gente común gozan de algún derecho, por muy poca cosa que sea, ha sido porque alguna vez luchó y se lo ganó mediante el activo concurso de sus partidos políticos y sus organizaciones.

La actual debilidad de los trabajadores se explica por la desaparición de sus organizaciones y la abulia de sus partidos. Sindicatos, federaciones, confederaciones y centrales, han ido reculando hasta transformarse en objetos decorativos cuya fuerza ha sido demolida por un sistema legal que abomina a la organización de los trabajadores y por las agencias del Estado que han hecho todo lo posible por inocular la parálisis que sufren muchas de estas otrora aguerridas organizaciones. A este efecto ha colaborado con mucha eficiencia los seudo dirigentes que viven convencidos que esas organizaciones son de su propiedad

Sin ir más lejos, el patético caso de la CUT. Secuestrada por dirigentes que obedecen a lineamientos alejados del interés de los trabajadores, se ha evaporado entre manejos propios de la yakuza, y vínculos secretos con el gobierno y los empresarios.

Las organizaciones de trabajadores deben ser rescatadas para los trabajadores, como paso previo para desarrollar proyectos políticos de cambio en la actual configuración del país. Quien quiera impulsar un nuevo país nacido del sueño de las gentes, lo hará sólo si pone en esa decisión la fuerza organizada de los trabajadores, de los estudiantes, de los campesinos y de todo aquel que comparta le necesidad de vivir de otro modo.

Pero antes, mucho antes, resulta indispensable impulsar esos mismos cambios democráticos en las organizaciones de los trabajadores por donde parece que no pasó el año 1991.

miércoles, 6 de abril de 2011

Represión a la libertad de expresión


Actividad en apoyo a Claudio Melgarejo en Concepción, es violentamente reprimida por Carabineros
Noticia y video de; metiendoruido.com

Después de 21 años desde que Chile recobro la “democracia” urge preguntarse: ¿Qué tanto han cambiado las cosas desde ese tiempo?. Analicemos brevemente algunas aristas en juego. En primer lugar se encuentra casi intacto todo el sistema jurídico impuesto durante dictadura, desde la autoritaria constitución de 1980, hasta las leyes extremadamente represivas de aquella época como la “anti-terrorista”. En segundo lugar la estructura económica del país continua privatizándose y, peor aún, hoy esta mas privatizada que nunca dejando casi todas las esferas de la vida en manos de grandes empresas, bancos y transnacionales, lo cual deja a la mayoría de la población en un estado de indefensión y construye un país extremadamente desigual. En tercer lugar sigue la represión a los movimientos sociales, siguen los asesinatos y la cárcel política. ¿Qué tanto han cambiado las cosas?.
Así como el asesinato, el Estado ha recurrido a la cárcel y el encierro para detener cualquier persona que considere una amenaza. Cientos de prisioneros políticos chilenos y mapuches se encuentran actualmente en cárceles a lo largo del país. Uno de ellos es Claudio Melgarejo, preso político lautarino, el cual actualmente está siendo restringido de la poca libertad que ha ganado legítimamente.
A Claudio en 2005 le fueron asignados beneficios carcelarios que le permitían salir durante los días, teniendo que recluirse todas las noches en prisión. Sin embargo, sus beneficios carcelarios fueron suprimidos repentinamente el 21 de Marzo mediante argumentos jurídicos débiles e imprecisos los cuales hacen pensar que su actual situación es producto de una persecución política, a raíz del pasado de Claudio.

sábado, 2 de abril de 2011

Unidad y lucha popular


El dia del Joven Combatiente que conmemora el ascesinato de los hermanos Vergara, a pesar del constante ataque de los medios tratando año a año, de mostrarlo como un acto de delincuencia y terrorismo, ha demostrado que en la juventud consciente se anida el descontento y demuestra que está viva la opción de la movilización y la protesta... solo falta unidad, conducción y organización del descontento social.
Dura tarea para los pocos revolucionarios que hoy quedan en Chile, pero algunos sectores dan el ejemplo, como los que siguen el legado del Coronel Manuel Rodriguez Erdoyza, heroe popular que marcó el camino revolucionario al pueblo oprimido, ese mismo pueblo que busca su liberación en el 2011 con el inicio del Congreso de Unidad Rodriguista, donde participan militantes del MPMR, Manuel cabalga de nuevo y del FPMR, que ya se encuentran discutiendo la táctica, la estrategia y el caracter de la Revolución Chilena.