martes, 13 de diciembre de 2011

Lo que fue y lo que será


Reforma o Revolución

Por Gustavo Paredes

Red de prensa popular

Con la porfiada y larga lucha que los estudiantes de nuestro país han dado en este año que ya termina, se han tocado temas sociales y políticos en contradicción, que se venían ocultando desde hace décadas, por una denominada política de los consensos, usada para la mal llamada “transición democrática” que mantuvo a una gran parte de la sociedad marginada de las decisiones políticas y económicas, al no tener representación parlamentaria ni opinión pública en los medios de comunicación de masas.

Estos temas, que a la fecha aún se mantienen sin resolver y que el sector dominante los rigidiza como un todo incuestionable, por su condición de temas ideológicos fundamentales para la mantención de su estructura de poder, son los que justamente tienen que ver con la democracia y la participación ciudadana… tienen que ver con la Ley fundamental del estado de derecho; la ilegitima (por su concepción unilateral y espuria aprobación plebiscitaria sin garantías democráticas) Constitución de 1980, reformada en pequeños artículos que no afectan en nada al andamiaje de control dictatorial denominado como sistema binominal, impuesto sin la participación popular.

Artículo completo en Reflexión y Redes sociales

Lo último (y lo permanente) de Gabriel Salazar

Manuel Loyola T., Dr. en Historia

www.izquierdas.cl

www.edicionuniversitaria.co

Los acontecimientos ligados a la intensa movilización social protagonizada, en primer lugar, por el conjunto de los estamentos educacionales del país, a la par con asestar un duro golpe a la racionalidad primordial de las estructuras de poder imperantes desde hace casi cuatro décadas –racionalidad, como se sabe, signada por la más amplia mercantilización de las relaciones sociales, con todo su corolario de individualismos- ha impactado sobre los estilos y conductas habituales del hacer político institucional, suscitando el ahondamiento de su crisis de legitimidad social. Desde luego, la inopia derechista, mas también la debacle concertacionista. Por el lado las izquierdas, de igual modo, se ha hecho patente el marasmo de incertidumbres y no pocas ficciones que han afectado notoriamente la confianza en su matriz iluminista de “orientación y dirección de la lucha de las masas”. En fin, sea cual sea el desenlace de la protesta del mundo educacional, lo concreto es que ya nada podrá ser igual. En este ambiente ha surgido una variedad de diagnósticos y eventuales cursos de acción tentativos, pues la vorágine cuestionadora estudiantil no ha dejado mono con cabeza y resulta muy poco conveniente, a riesgo de caer en fantochería, indicar panoramas taxativos e inapelables. Con todo, no faltan los que sí suponen una claridad incontestable, azuzados por el abismo que se ha abierto delante de todos.

Articulo completo en Analisis de actualidad

jueves, 1 de diciembre de 2011

Así hablan los cobardes


de Ricardo Candia Cares, el miércoles, 30 de noviembre de 2011, 9:58

Notas personales de facebook

En un país con un sentido humano de la justicia, todo esbirro en retiro, Alcalde o no, debería estar condenado a muchos años de prisión sólo por haber sido parte de los grupos terroristas que asolaron Chile matando, secuestrando, torturando, despareciendo hombres, mujeres y niños inocentes. Y si en este país se castigara la cobardía, esos criminales estarían condenados a cadena perpetua.

Muchos descarados escasos de hombría, siguen escudándose en la ya legendaria guerra que habría impulsado la Unidad Popular mediante los miles y miles de guerrilleros que habrían venido de Cuba y de otros países, para lo cual estaban armados con centenares de miles de armas.

Nunca se ha probado la existencia de tal ejército y el autor de de semejante delirio, un seudo historiador ya desaparecido, andará arrinconado con su vergüenza a cuestas en las nubes de su cielo eterno.

Sólo la vergüenza mal encubierta hace que algunos infames aún transmitan esas mentiras que fueron desarticuladas al poco tiempo de haberse ideadas. Esgrimidas como razones para reemplazar la cobardía, sirvió para explicar por qué se arrasó con gente desarmada, rendida, amarrada de manos y pies, torturada y amordazada.

Debe ser muy linda la valentía cuando se trata de castigar a mujeres desnudas, atadas y aterrorizadas, algunas embarazadas. Debe ser un canto al honor militar electrocutar a personas indefensas que en sus vidas habían visto un arma. O debe ser motivo del mayor orgullo mostrar las condecoraciones del living de la casa de estos esbirros por haber matado hombres, mujeres y niños culpables sólo de haber apoyado el gobierno de Salvador Allende.

Las personas asesinadas por gentuza como esta, Alcaldes, diputados, senadores honorables comerciantes y empresarios, en efecto, en muchos casos repartían leche que se sacaba a pulso de los barcos que llegaban para contrarrestar el boicot que los ricos de este país hicieron desde el primer día al gobierno popular, sólo por el odio manifiesto y perpetuo que estos dueños de todo han tenido siempre por la gente pobre.

Y con certeza se puede afirmar que cada una de las víctimas que el odio homicida de la derecha dejó a su paso, usando para el efecto a criminales de la peor calaña, eran gente buena e inocente que no merecían ser torturadas, asesinadas o hechas desaparecer.

Debieron ser contados con los dedos de las manos los que cayeron en combate, con las armas en la mano. La gran mayoría de las bajas de la guerra del Alcalde de Providencia fueron personas capturadas sin armas.

Y aunque sea por un minuto pongámonos en el caso que algunas personas capturadas estaban armadas y/o cayeron prisioneras en combate. La formación de este sujeto demuestra su cobardía intrínseca. Un soldado de real valía, un combatiente de honor, jamás asesinaría a un prisionero ni jamás lo torturaría ni sometería a tratos vejatorios. Ese recurso es y ha sido de propio cobardes en todas las guerras que han habido desde que el mundo es mundo.

La historia omitirá contar por un mínimo pudor, las hazañas de estos sujetos extraviados en los médanos de su escasa valía, escudados en historias fantasmas para justificar lo poca cosa que llegaron a ser.

En efecto, las guerras hacen hacer cosas malas a los hombres. En ellas se intenta matar al enemigo, ser humanos como cualquiera; se hacen esfuerzos por ocupar sus territorios, destruir sus instalaciones y propiedades y buscar su rendición. Esas son ciertamente cosas malas que sólo se ven en la guerra.

Pero matar a gente amarrada, torturada, rendida, desarmada y más encima inocente nunca será una cosa mala impuesta por la guerra. Va a ser el recurso único de los cobardes genéticos que nunca tendrán ni decoro ni valor.