Menos es más
Escrito por Omar Cid
miércoles, 29 de octubre de 2008
Los análisis post-eleccionarios permiten elaborar una serie de teorías sobre la realidad política nacional, de eso hemos escuchado y leído en los diferentes medios de comunicación. La siguiente reflexión parte del supuesto que estas elecciones son la ratificación de la crisis de participación que afecta a nuestro sistema electoral, los números en ese sentido, son el mudo testigo de la fuerte caída en el deseo de los ciudadanos por escoger a quienes tendrán que resolver sus problemas más inmediatos, como son los alcaldes y concejales.
Las cuentas claras…Ya en el año 2004 votaron por una preferencia descartando nulos y blancos 6.310.206 personas en las elecciones de alcalde, es decir el (78,7%) de un universo de 8.012.065 Cuatro años más tarde, el padrón electoral creció escasamente en 98.200 personas 8.110.265, de ese potencial número de votantes, las elecciones de alcalde contando los votos válidamente emitidos, contabilizan 6.224.344 (76,7%) personas y en el caso de los concejales la cifra se redujo a 5.569.999 (68,6%). Es decir, en las elecciones municipales de 2008, como lo explica la tabla comparativa número 1. Se da la paradoja, que con menor representación electoral en alcaldes; La izquierda, la derecha y los independientes fuera de pacto, aumentan su votación, mientras, la concertación pierde un número significativo de votantes. El efecto PRI, merece una mirada distinta, porque es la primera vez que participa en las elecciones, porque se trata guste o no, de una fracción descontenta de la democracia cristiana - y en ese tenor- logran asestar un duro golpe a su ex– colectividad y especialmente a su presidenta Soledad Alvear, restando cualquier posibilidad de presentarse como PRE-candidata presidencial.
Escrito por Omar Cid
miércoles, 29 de octubre de 2008
Los análisis post-eleccionarios permiten elaborar una serie de teorías sobre la realidad política nacional, de eso hemos escuchado y leído en los diferentes medios de comunicación. La siguiente reflexión parte del supuesto que estas elecciones son la ratificación de la crisis de participación que afecta a nuestro sistema electoral, los números en ese sentido, son el mudo testigo de la fuerte caída en el deseo de los ciudadanos por escoger a quienes tendrán que resolver sus problemas más inmediatos, como son los alcaldes y concejales.
Las cuentas claras…Ya en el año 2004 votaron por una preferencia descartando nulos y blancos 6.310.206 personas en las elecciones de alcalde, es decir el (78,7%) de un universo de 8.012.065 Cuatro años más tarde, el padrón electoral creció escasamente en 98.200 personas 8.110.265, de ese potencial número de votantes, las elecciones de alcalde contando los votos válidamente emitidos, contabilizan 6.224.344 (76,7%) personas y en el caso de los concejales la cifra se redujo a 5.569.999 (68,6%). Es decir, en las elecciones municipales de 2008, como lo explica la tabla comparativa número 1. Se da la paradoja, que con menor representación electoral en alcaldes; La izquierda, la derecha y los independientes fuera de pacto, aumentan su votación, mientras, la concertación pierde un número significativo de votantes. El efecto PRI, merece una mirada distinta, porque es la primera vez que participa en las elecciones, porque se trata guste o no, de una fracción descontenta de la democracia cristiana - y en ese tenor- logran asestar un duro golpe a su ex– colectividad y especialmente a su presidenta Soledad Alvear, restando cualquier posibilidad de presentarse como PRE-candidata presidencial.
Los grandes derrotados de esta historia, es el partido demócrata cristiano y el gobierno de la concertación, de hecho la estrategia electoral urdida por los tecnócratas del PPD y el PRSD, (fracciones gobiernistas) consiguen aminorar el golpe, con la engañosa representación lograda en los concejales. Sin embargo, me atrevería a decir, que las razones de la derrota en el caso de la democracia cristiana, se encuentran en mayor medida; en la incapacidad de la directiva actual, de enfrentar su propia crisis interna, optando por aplicar sanciones que terminaron por quebrar la colectividad y arrastrando al desastre del bloque gobiernista. (cuadro N°1)
La elección de concejales, nos muestra la segunda contradicción, existe aquí un número de votantes menor, producto de la intensión de voto, por tanto todos los sectores políticos tienen caídas ostensibles, siendo las más notorias, las que afectan a la alianza, la concertación y los independientes. (cuadro N° 2.)
La elección de concejales, nos muestra la segunda contradicción, existe aquí un número de votantes menor, producto de la intensión de voto, por tanto todos los sectores políticos tienen caídas ostensibles, siendo las más notorias, las que afectan a la alianza, la concertación y los independientes. (cuadro N° 2.)
En este registro entonces, se configura el lento re-acomodo de las fuerzas políticas, generando un espectro más amplio de opciones, no todavía totalmente consolidadas, como es el caso del PRI y los partidos regionalistas, que deben ratificar sus tendencias, en las elecciones parlamentarias. El Juntos Podemos Más, en cambio, se consolida con un porcentaje de votos que le permite instalarse como una minoría crítica, pero dejando serias dudas, sobre el papel que jugarán en un futuro muchos de sus votantes, especialmente en las circunscripciones donde superaron el 15% de los sufragios. ¿Podrán generar un trabajo que supere la representación formal o funcional? ¿Podrán mantener una visión crítica e independiente, sin transformarse en consejeros de conflictos sociales, debido a la cercanía con algunos sectores de la concertación? Todo está abierto, los resultados en ningún caso son contundentes y eso abre expectativas para las elecciones presidenciales y parlamentarias, al menos para las dos fuerzas principales, porque las minorías no debieran variar en gran medida sus resultados, depositando su incidencia, en la distancia que logré uno de los dos candidatos fuertes en primera vuelta.
Fetichismo y clientelismo los enemigos de turno.
La farandulización del discurso, el vaciamiento político del mismo, traducido en pura imagen vacía, desprovista de proyecto, ausente de debate, es uno de los fenómenos culturales más relevantes del proceso eleccionario.Los candidatos son un producto más de la mano invisible del mercado, escapando a la dependencia esencial que tienen con los electores y generando una dinámica donde la máquina de poder llámese “partidos políticos” o empresas electorales elaboran sus productos sociales, para ser evaluados por los consumidores (electores). Es así como el debate carece de sentido, la imagen jovial y las camisas celestes y blancas abundan como las frases cliché, “Santiago lo quiere” “Macul te necesita” “Un gran alcalde” todas desprovistas de historia. La ausencia de referencias sociales y políticas que permitan establecer un principio de identidad de tal o cual candidato, logra el extraño efecto que recién al tener la papeleta al frente y visualizar los pequeños símbolos partidarios, sabemos medianamente qué pretende dicha persona. En el mismo sentido, las elecciones municipales se ven afectadas por el fenómeno donde la clientela política -y por lo tanto- el cohecho en su versión moderna, obtiene grandes resultados. Disfrazado de rifas, regalos, arreglos gratuitos de propiedades, etc. Establece una suerte de bastiones o reductos, donde alcaldes y alcaldesas de diverso signo, pueden transformarse en pequeños señores feudales. Usan el recurso de la democracia formal (voto) para legitimar actuaciones autoritarias y filo-fascistas en algunos casos, donde la matonería, la amenaza y otras formas de presión son pan de cada día. De una u otra manera, el contubernio entre la alianza derechista y la concertación, ha favorecido el florecimiento de estos personajes, generando una dependencia muy peligrosa para las instituciones del Estado.
Las elecciones municipales, dejan para las fuerzas progresistas y de cambio una tarea muy ardua, se hace necesario una transformación del sistema político, no puede ser que tengamos tres tipos de maneras de elegir a nuestras autoridades: una de representación selectiva como es el sistema binominal, ocupado para senadores y diputados, otro semi- proporcional para alcaldes y finalmente proporcional para concejales. Se hace necesario castigar severamente el abuso sostenido del cohecho encubierto, adecuando la ley a las nuevas circunstancias. Se hace necesario abrir una mesa amplia de discusión donde los diversos sectores políticos especialmente los excluidos tengan posibilidad de expresarse y ser escuchados. Las formas y modos es responsabilidad de las fuerzas políticas y sociales, a cien años del natalicio del presidente mártir, una de sus grandes enseñanzas, es que supo construir la unidad, dando cabida a todos, más todavía cuando los resultados eleccionarios establecen un principio muy peligroso para la participación democrática.
Menos es Más.
Por: Omar CidCentro Estudios Francisco Bilbao